El ayuntamiento sancionará, a partir del 1 de julio, los puntos de vertido incontrolado mientras avanza el nuevo sistema de recogida de residuos
El Ayuntamiento de Muro invita a la ciudadanía a reflexionar y tomar conciencia colectiva de lo que hoy supone la gestión de los residuos. Se trata de una responsabilidad compartida entre las administraciones y las personas: un servicio básico que puede convertirse en un grave problema o en una apuesta por un futuro mejor para la siguiente generación. Transformar los desechos en materias primas valiosas puede evitar futuras subidas de la tasa, reducir la contaminación y, por qué no, convertirnos en ejemplo de un pueblo limpio que apuesta por las soluciones.
La concejala de Residuos Urbanos, Sara Beneyto, ha actualizado los datos de la gestión de residuos sólidos urbanos (RSU) y ha recordado la importancia de reciclar, tanto por motivos económicos como ambientales. Muro forma parte del Consorci Terra, integrado por 37 municipios y responsable del tratamiento, la valorización y la eliminación de los residuos domésticos de 270.000 personas. El consorcio cuenta con la planta de Xixona —que trata tanto la fracción resto como la FORS, fracción orgánica de recogida selectiva—, doce ecoparques fijos y seis unidades móviles que procesan hasta 90.000 toneladas anuales; en breve pondrá en funcionamiento un Centro de Gestión de Voluminosos con capacidad para 20.000 toneladas al año.
Beneyto ha recordado que el Ayuntamiento solo se encarga de la recogida y transporte de los residuos, mientras que el tratamiento corresponde al Consorci Terra con el apoyo de la Generalitat Valenciana y la Diputación. Esos costes repercuten después en el consistorio, que por normativa europea debe trasladarlos íntegramente a una tasa que paga cada domicilio y cada negocio; por ello, cuanto menos cueste el servicio, menos se abonará a la larga. Actualmente solo diez municipios del consorcio disponen del contenedor marrón, y Muro fue el primero en implantarlo en 2020. En la localidad ya hay 33 contenedores marrones y 720 familias inscritas; la concejala subraya que es “tan fácil como pedir la llave en el Ayuntamiento y apuntarse” para separar los residuos orgánicos, un pequeño gesto que abarata considerablemente la factura total, porque la recogida del orgánico es mucho más barata que la de la fracción resto (contenedor gris).
Las cifras de 2024 muestran margen de mejora: se recogieron 2.681,820 kg en el contenedor gris y solo 47,260 kg en el marrón, lo que sitúa la recogida selectiva en un 17 %, lejos del 50 % que exige la Unión Europea. Esta falta de separación repercute directamente en el bolsillo: por cada tonelada de fracción resto se pagan 58,96 € + IVA, mientras que la tarifa oficial del contenedor marrón es de 23,18 € + IVA; este año, gracias al buen uso ciudadano, el coste real se ha reducido a 11,59 € + IVA. En cambio, por el papel-cartón, el vidrio y los envases (contenedores azul, verde y amarillo) el Ayuntamiento ingresa dinero. “Cuanta más orgánica depositemos en el marrón, menos pagaremos todos y, al mismo tiempo, alargaremos la vida útil de la planta de Xixona, prevista para 30 años”, insiste Beneyto, quien recuerda además que “reciclar no solo no cuesta dinero al pueblo, sino que genera beneficios con los que podríamos, por ejemplo, bajar la tasa”.
La concejala subraya también el componente cívico de la gestión de residuos. La Ordenanza Municipal de Convivencia Ciudadana y la que regula el servicio de RSU fijan franjas horarias para depositar la basura; sin embargo, con el calor se han multiplicado las quejas por malos olores en las islas de contenedores porque hay vecinos que dejan las bolsas fuera de horario e incluso fuera de los contenedores. Por ello, a partir del 1 de julio se harán cumplir estrictamente las ordenanzas y se abrirán expedientes sancionadores a quien incumpla los horarios o arroje basura donde no corresponde. Del mismo modo, se vigilará el desbroce y el mantenimiento de solares y parcelas privadas, ya que, como remarca la concejala, la limpieza es “una cuestión de respeto colectivo” y “un pueblo limpio dice mucho de la gente que vive en él”.
Beneyto concluye que avanzar hacia la economía circular —reduciendo, priorizando la recogida selectiva y dando valor a los residuos— es una responsabilidad compartida: “Solo, y no es poco, pagamos por el contenedor gris y por el marrón; por eso, si queremos ahorrar en la factura de la basura y proteger el medio ambiente, hay que reciclar más y mejor”. El Ayuntamiento se ha visto obligado a lanzar una campaña especial de vigilancia de la ordenanza cívica ante la reiterada presencia de desechos fuera de los contenedores desde primera hora de la mañana, lo que ha exigido reforzar la limpieza viaria y la recogida en los puntos más conflictivos para evitar acumulaciones, con el consiguiente sobrecoste y la imposibilidad de atender otros puntos del municipio.
Como recuerda la concejala Beneyto, “la mejor noticia que podríamos dar al final del verano, cuando hagamos balance, es que no hemos tenido que poner ninguna multa, que la gente se ha comportado como es debido”. La voluntad municipal es poder bonificar al mayor número posible de personas la tasa; el aumento de la exigencia sancionadora se explica porque se está incumpliendo sistemáticamente la normativa horaria y provocando grandes molestias vecinales. El departamento está abierto a cualquier queja o sugerencia de mejora, que puede presentarse por registro de entrada, mientras se sigue trabajando en los nuevos contratos de recogida y limpieza viaria para aportar mejores soluciones mediante refuerzo de personal y mejora de contenedores. Entretanto, se pide respeto a la ciudadanía para no agravar los problemas.



